Uno
de los elementos cada vez más comunes en los parques infantiles de Alicante
son los llamados suelos anticaídas.
Son suelos blandos que se colocan con el fin de amortiguar las posibles caídas
que puedan sufrir los más pequeños mientras juegan en columpios, toboganes o
balancines.
Lo que no sabe demasiada gente es que la mayoría de estos pavimentos que
instalamos en los parques infantiles de
Alicante
están fabricados a partir de viejos neumáticos desechados. Cada
año, solo en nuestro país, se desechan más de 300.000 toneladas de neumáticos
de las que, aproximadamente tan sólo un tercio son reutilizadas. El caucho de
los neumáticos, durante su fabricación, se somete a un proceso llamado de
vulcanización que mejora su resistencia y su elasticidad. Pero este proceso
también dificulta su reciclado posterior convirtiéndose en un material cuya
descomposición natural puede prolongarse durante más de 100 años. Además, se
trata de un material con un alto índice de inflamabilidad con una toxicidad muy
elevada en los gases que emanan de su combustión.
Para su reciclado, los neumáticos se cortan en pequeños pedazos para, después
de congelarlos aplicando nitrógeno líquido, y triturarlos en un molino especial
hasta formar un fino polvo. Y es ese polvo de caucho el que se emplea en la
fabricación de las losetas que se instalan en las zonas infantiles para impedir
que niños y niñas, al caer, puedan sufrir arañazos o golpes fuertes.
Este tipo de pavimentos, por lo tanto, protege a nuestros pequeños en sus
momentos de juego y diversión pero también sirven para darles un nuevo uso a
los viejos neumáticos, algo que empezaba a suponer un grave problema medioambiental.
Porque cuidar el entorno en el que crecen nuestros pequeños también es una
preocupación de Flama Levante.